Hoy suenan de la
iglesia las campanas,
ayer, fueron objeto en el olvido
se perdió aquel eco del tañido
que el tío Juan-Pablo traía a las mañanas
Cuando el alba
llegaba al Montecillo
y mezclados con cantos gallineros,
se escuchaban los ecos venideros
de la Chica
y la Gorda en
estribillo.
Y de nuevo al
Angelus llegaba
el toque de oración del medio día,
que a la escuela el recreo traía
y jugar y jugar nos esperaba.
Ya borrados los
rayos del ocaso,
ya regresadas las yuntas fatigadas,
nos llegaban de nuevo campanadas,
eran, toques de un día paso a paso
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